martes, 21 de junio de 2016

Cómo saber si se está embrujado:



Cómo saber si se está embrujado:

 si somos o podemos estar siendo víctimas de un trabajo de hechicería o de magia negra, son los siguientes:

Pérdidas de trabajos sin saber por qué o sin un motivo claro o concreto (despido, fin de contrato…).

Igualmente, pérdidas de dinero sin una justificación o razón clara.

Problemas en el hogar, sin razones aparentes ni causas justificadas.

Inestabilidad en las relaciones, no sólo sentimentales o amorosas, sino también de amistad o familiares.

Problemas de salud, sin una causa justificada; es decir, sin que exista una enfermedad diagnosticada.

Alejamiento del entorno familiar.

Dolores lumbares, cervicales o de espalda.

Pesadillas o malos sueños.

Hormigueo en las manos y en las piernas y temblores,

Desconfianza de y hacia todas las personas que nos rodean.

Pérdidas de apetito y por consiguiente de peso.

Pérdidas de memoria.

Muchos de estos síntomas pueden tener un origen o una causa concreta y/o conocida, o ser consecuencia de una dolencia o enfermedad física o psíquica. En prácticamente todos los casos, es indispensable que exista un diagnóstico de un especialista (en otras palabras, es fundamental ir al médico o al psicólogo). Sólo cuando la medicina tradicional no tiene o no encuentra una explicación, razonable y razonada, a alguna de las dolencias o síntomas citados, es entonces cuando el paciente puede comenzar a pensar y/o sentir que “le está pasando algo más”; es decir, que puede estar siendo víctima de un trabajo de magia negra.


les pongo este ritual para que hagan la comprobación si están hechizados:

Se necesitan: 1.- Dos botes de cristal de medio litro aprox., con tapa. 2.- Dos fotografías de la persona, tamaño carnet (no importa si llevan el nombre ). 3.- Agua bendita (puede conseguirse en la pila de cualquier iglesia). 4.-Sal.

Se debe llenar uno de los botes de cristal con agua bendita y el otro con agua corriente de la llave y una pizca de sal. Si quieres, con una etiqueta o papel pegado puedes marcar los botes para saber cuál es que contiene el agua bendita y cuál el que no, pero esto no es imprescindible.

Después, mete una fotografía en cada bote y a continuación los cierras bien herméticamente. Tienes que dejarlos durante 10 días en un lugar seco, fresco y oscuro; por ejemplo el fondo de un armario que no utilices mucho, o en un rincón de la despensa con una tela por encima. Es muy importante que no les dé la luz de ninguna de las maneras.


Al onceavo día, saca los botes del armario o despensa y saca de ellos las fotografías. Obsérvalas con todo detalle a plena luz del día, comparándolas la una con la otra. Si ambas imágenes están iguales y no se nota diferencia alguna entre una y otra, no corres peligro ninguno y puedes estar tranquilo, no estás ni hechizado ni embrujado ni nada parecido. En cambio, si la imagen de la foto que estaba en el agua bendita se ha borrado o desvanecido mucho más que la otra, alguien te ha hechizado, ya sea para bien o para mal.

El Karma o Causalidad





El Karma o Causalidad

Karma

Durante nuestra existencia a través de vidas sucesivas, hay una ley divina que rige nuestro comportamiento. Ésta es llamada Ley del Karma, y se funda en los principios de equilibrio y justicia divina. La Ley de Karma también es llamada Ley de Causa y Efecto o Ley de Retribución.

Dicho en pocas palabras, el fundamento de la Ley del Karma es el siguiente: “Todo lo bueno o malo que hacemos (o que tan sólo concebimos o pensamos) a lo largo de nuestras vidas, nos traerá consecuencias o retribuciones para lo sucesivo de nuestra existencia trascendente”.
Por ejemplo, si en una vida nosotros obramos mal en perjuicio de otra persona, de acuerdo a la Ley de Karma, esta acción tendrá un efecto sobre nosotros mismos posteriormente, ya sea en esa misma vida o en una próxima reencarnación. En este caso, ese efecto se traducirá en desgracias o tragedias personales, situaciones adversas, e incluso enfermedades de nacimiento.

De igual manera, y de acuerdo también a la Ley de Karma, cuando se hace un bien y se procede con virtud, el efecto de ello es la retribución con esa misma virtud y esa benevolencia.

La percepción que nos pueden inducir estos efectos o consecuencias, por el desconocimiento de las causas, quizás nos pueda llevar a pensar que Dios es injusto, pero
Verdaderamente es la devolución de lo dado, y es que simplemente la Ley de karma, como ley de vida que es, debe tener su cause natural e inevitable.

Sin embargo esta ley no se debería entender como castigo, o como una recompensa divina, sino más bien como una consecuencia natural que nuestras propias acciones, actitudes o pensamientos generan por si mismas.
la idea de que la persona individual es la forjadora de su propio destino, y que ese destino depende totalmente de la persona misma. Por ejemplo, si alguien nos hace un daño, solemos culparla, sin saber que realmente todo lo que nos sucede es como consecuencia de nuestras propias actitudes y acciones pasadas.


Cuando sentimos envidia, cuando nos aborda la codicia o la avaricia, cuando dejamos que se anide dentro de nosotros el egoísmo, cuando deberíamos ser compasivos y solidarios, y sin embargo somos indiferentes y duros, cuando dejamos entrar en nosotros el sentimiento de venganza, o cuando la llevamos a cabo; entonces es cuando estamos forjándonos para nosotros mismos un futuro triste y desgraciado. En todo ello, la Ley de Karma sólo cumple su misión trascendente y divina.